Mucho se habla en la actualidad sobre el CBD, sus contras, beneficios y legalidad y este tema aumenta en interés cuando nos adentramos en su uso en el área deportiva; no obstante, para esto primero debemos contextualizar sobre qué es y cómo funciona el CBD.
¿Qué es el CBD?
Como muchos sabrán, el CBD es uno de los cannabinoides que se encuentran en la planta de cannabis o cáñamo (Cannabis Sativa), de la cual se pueden extraer hasta 113 diferentes tipos de compuestos químicos, entre los que se encuentra el cannabidiol comúnmente conocido como CBD.
Desde su descubrimiento en la década de los '40, este ha tenido una notable curva de crecimiento en lo que respecta a su popularidad, ya que desde su inserción en la historia contemporánea del hombre, se ha visto envuelto en polémicas, tratos de ilegalidad y en estudios profundos dentro de la medicina farmacéutica.
¿Cómo se obtiene el CBD?
Su extracción es muy diversa, ya que se han desarrollado varias formas de obtenerla y sintetizarla. Una de las más comunes y tradiciones, además de más seguras es extraerla con aceite, la manera tradicional en que muchas compañías y laboratorios suelen obtenerlo.
Sumado a este método, también existen otras técnicas menos convencionales, como la extracción con CO2 y la extracción con disolventes. Aunque estas últimas pueden ser más peligrosas y entrar en el campo de la ilegalidad, ya que dichas técnicas no están respaldadas por la ley en muchos países.
Legalidad del CBD
Dentro de la última década, el CBD ha ganado cancha en el mundo de la farmacéutica debido a sus propiedades ya demostradas como antioxidante, analgésico, antiinflamatoria y neuroprotectoras, tanto en entornos deportivos como clínicos (revisado en McCartney et al., 2020).
Dentro del ámbito del deporte de élite, la evidencia sugiere que el uso de CBD ha aumentado exponencialmente (Docter et al., 2020; Kasper et al., 2020) lo que probablemente se deba tanto a su eliminación de la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) ( WADA, 2018); no obstante, este es un proceso que aún continúa en su desenlace desde un panorama global.
En estos últimos años, se han presentado polémicas con deportistas de élite que consumen CBD o derivados del mismo, siendo ejemplos claros los de Sha'Carri Richardson a quien se le prohibió correr en Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 debido a que dio positivo a compuestos de marihuana en su sistema y el más reciente caso de Brittney Griner, una jugadora de baloncesto americana que fue detenida y posteriormente declarada culpable en Rusia por "posesión de drogas", específicamente aceite de CBD.
El CBD en el deporte
Ahora bien, dentro del área del deporte mucho se habla con respecto a la venta y el uso del CBD, específicamente en sí este es beneficioso, seguro y si su consumo puede considerarse ético o no en el área deportiva.
En respuesta a esto, la ciencia ha desarrollado amplios estudios que pueden arrojarnos información objetiva referente a este tema, destacando que actualmente la misma es aprobada por la WADA, demostrando los múltiples beneficios dentro de esta área:
- Dentro de los beneficios se han encontrado resultados destacables y bastante positivos, ya que se ha visto cómo su uso correctamente administrado reduce el estrés y la ansiedad, apuntando en este a pacientes con trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
- También ayuda a la recuperación del desgaste físico y a apaciguar los dolores musculares característicos que presentan quienes se ejercitan con regularidad.
- Además, tomando en cuenta la importancia del dormir bien para la recuperación del atleta, tanto física como mentalmente, el CBD ha demostrado ser un excelente agente de ayuda para dormir mejor, gracias a sus famosos efectos relajantes, siendo recomendado para muchos pacientes con insomnio y problemas de sueño.
- Como nota especial, nuevos estudios arrojan que su uso también puede ayudar en otras áreas como la prevención de inflamaciones, y el aumento de la masa muscular.
- Sin dejar de mencionar lo favorable que resulta para pacientes con epilepsia, siendo un excelente medicamento contra las convulsiones.
Por otra parte, el uso del CBD no ha obtenido su mala fama de gratis. Su uso sin receta y prevención puede llegar a presentar síntomas y respuestas desfavorables y perjudiciales en algunas personas, en especial cuando nos encontramos con que, durante muchos años, su producción era poco segura y por lo tanto, su control de calidad era prácticamente inexistente. Si algo ha dejado claro la ciencia es que, tal como lo describe Manuel Guzmán, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y quien ha centrado sus estudios en en los efectos terapéuticos del cannabis desde hace más de 20 años:
“Hay que reconocer que el CBD es un compuesto muy seguro y nadie ha demostrado efectos secundarios en estudios clínicos por debajo de 10 mg/kilo, que equivaldría a 600-700 mg por día en una persona normal y eso nadie lo alcanza... Esto no quiere decir que dentro de 20 años no puedan empezar a aparecer efectos graves, pero es poco probable”
Manuel Guzmán
Finalmente, esta información nos puede ayudar a sostener la idea de que este compuesto químico como otros implementados en la medicina moderna puede ser favorable siempre y cuando se use bajo supervisión médica y entendiendo que cada cuerpo y organismo posee distintas necesidades, por lo que cada paciente puede mostrar diferentes respuestas ante el mismo estímulo. Además, como él mismo aún se considera como una droga ilegal en muchas partes del mundo, recomendamos que si está pensando en consumirlo primero verifique las leyes y legislaciones de su región/ nación.
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